Biografía del Dr. Edward Bach
“No consideréis la enfermedad, pensad sólo en cómo vive la vida el enfermo”.
Dr. Edward Bach
Edward Bach nació en Moseley, en las afueras de Birmingham, Gran Bretaña, el 24 de septiembre de 1886. Comenzó sus estudios de medicina en la Universidad de Birmingham el año 1906, completando sus estudios en la Universidad de Londres en 1912.
Fue médico alópata, inmunólogo, bacteriólogo, patólogo, cirujano, con un importante recorrido en la clínica médica.
Fue médico homeópata y obtuvo un master en filosofía, adquiriendo la experiencia necesaria para conformar los más exigentes requerimientos del rigor científico.
Debido a su estado de salud, se libró de luchar en la primera guerra mundial. En 1914 fue director médico del Hospital del Colegio Universitario, en Londres, donde tuvo a su cargo más de 400 camas de soldados heridos. Fue tal su agotamiento, aparte de sus trabajos de investigación, que colapsó en 1917, los médicos le dieron tres meses de vida, después de haberle diagnosticado cáncer intestinal.
Tras la experiencia de su trabajo como médico, su sensibilidad agudizada y el anhelo de hacer un último aporte a la medicina, se volcó en la búsqueda de un método para que los hombres encontraran dentro de sí mismos el origen de sus padecimientos, de sus miserias y de sus enfermedades.
Era tanta su pasión que sentía por ayudar a la humanidad, que al pasar los meses se fue sintiendo cada vez más fuerte y llegó a la conclusión que esto sucedió porque su trabajo lo hacía feliz y lo inspiraba.
Su propia experiencia de vida, confirmó su creencia que el estado mental podía tener un efecto directo y muy poderoso sobre su salud física. Es así como se sintió encaminado hacia el tratamiento natural que buscaba al descubrir los escritos de Hanemann, padre de la Homeopatía.
Abandonó la medicina alópata en Londres y consagró su vida al nuevo sistema de medicina que podría ayudar a las personas como individuos en vez de tratar la enfermedad o el síntoma. En 1919 se unió al Hospital Homeopático de Londres donde comenzó a desarrollar su labor. Después de leer el Organon, Bach sintió que sí podía combinar sus descubrimientos con los de Hahnemann, podía mejorar ambos y esto lo llevó a la creación de los Siete Nosodes que reemplazarían la jeringa hipodérmica que siempre le había disgustado por las vacunas de vía oral, la que fue una gran contribución a la medicina contemporánea y es utilizado hasta el día de hoy.
Bach no se sentía completamente satisfecho con la elaboración de sus nosodes, él se esforzaba por sustituir las bacterias que utilizaba por otros elementos más naturales, sencillos y espontáneos. En 1928, mientras investigaba los efectos de los nosodes o vacunas intestinales, Bach se nutre de la influencia de la homeopatía, la antroposofía, la ayurvédica y se conecta con nuevas perspectivas de comprensión de lo psíquico. Esto lo lleva a desarrollar nuevos métodos de preparación de las hierbas, como la exposición solar y la de ebullición.
Bach descubriò que las enfermedades tienen su causa de origen en el mundo emocional, por lo que la terapéutica a prescribir debía actuar sobre este nivel para erradicar total y absolutamente la enfermedad. Le tomó cinco años el descubrimiento de la serie de 38 flores, las que tratarían estados mentales o emocionales.
Cabe destacar que Bach tenía una clara experiencia interna de cómo son los diferentes planos que constituyen la realidad y no le preocupaba en absoluto la muerte física, era un hombre sencillo, muy sensible, modesto, con mucho conocimiento y amor al prójimo. Dedicó ocho intensos años de su vida, poniendo todo su esfuerzo, para lograr el sueño que se había propuesto el momento que fue desahuciado, sueño que hoy es compartido por miles de personas quienes se encuentran infinitamente agradecidos por su descubrimiento.
Antes de marchar enfatizó la importancia de mantener el sistema lo más sencillo posible, luchando contra cualquier intento de alterar su pureza . Murió en 1936 a catorce meses de haber terminado su obra. ‘Mi trabajo está terminado, cerrado, no hay nada más que hacer’ (E. Bach) la persona puede seguir con su vida, desde el consuelo del Alma.